Parece ser que, en el terreno tecnológico, esto se cumple a medias. Porque solo se tiene en cuenta al producto principal -el ordenador, el teléfono móvil, la PDA...- sin embargo, un complemento importante, como el cable, no tiene derecho a la estética. Y, curiosamente, este es uno de los elementos que más se ve y que resulta más fastidioso en el producto.
Echemos cuenta de los cables con los que convivimos diariamente. El del ordenador de mesa, el de portátil, el del netbook, el de la PDA, el del teléfono móvil del trabajo, el del teléfono móvil propio, el de la cámara de fotos... Todos son cables y todos o casi todos, negros.
Si estos cables, los multiplicamos por los habitantes de una familia y los situamos dentro de una casa, el color que viste la misma es, principalmente, negro y el ambiente que reina en la casa, principalmente, confuso, debido a la confusión de cables.
Pero puede que, en el mejor de los casos, algún componente de la familia, se de cuente del tema y empiece a poner orden en la falta de estética y confusión y, localice en un sitio de la casa, un punto de encuentro de cables. Pero una vez allá, la cosa se vuelve a complicar, porque es necesario "diferenciar" tu cable del de tu hermano, padre o madre...
Esto es un llamamiento a los fabricantes de productos tecnológicos. Muchos productos se dejaran de utilizar en un futuro por tener un cable poco estético y fastidiosamente indiferenciado.
¡Se demandan cables de colores o, en su defecto, un mundo sin cables, ya!
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