Ya van 75 años los que lleva la compañía norteamericana PricewaterhouseCoopers, de servicios de auditoría, consultoría y asesoramiento legal y fiscal , "auditando" el proceso de votación de los Oscar. Un acto que exige absoluta confidencialidad y seguridad durante el largo proceso de recuento de votos.
Y, si lo analizamos, es un acción de relaciones públicas envidiable. Una manera de vender la razón de ser de su negocio, en un acto que tiene una repercusión mediática en EE.UU muy grande y en el resto del mundo, también.
Para tan codiciada ocasión, la firma auditora emite un comunicado de prensa, donde se explica detalladamente el "modus operandi" del tan esperado secreto. Éste se publica en numerosos medios, entre otros, los económicos como Expansión.
Una forma muy lúdica de hacer "branding" con altos beneficios para la marca.
Información privilegiada sin informatizar...
Únicamente dos personas, Brad Oltmanns y Rick Rosas, responsables de PWC en Los Angeles, sabrán quiénes se llevarán la estatuilla antes de que se desvele oficialmente en la ceremonia que tendrá lugar el 22 de febrero.
Como medida de precaución Oltmanns y Rosas cumplirán con el ritual de memorizar el nombre de los galardonados, que son en total, 24.
"Es un ritual y no tenemos intención de cambiarlo porque funciona", comenta Bruce David, director ejecutivo dela Academia de Hollywood.
"De hecho, no lo hemos ni informatizado. El recuento lo hace gente con papel y lápiz porque no queremos que esos datos estén en un formato que alguien pueda piratear y reventar todo el programa sabiendo quién gana los premios dos días antes", afirmó Davis que insistió en lo cuidadoso del proceso.
viernes, 13 de febrero de 2009
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