jueves, 16 de septiembre de 2010

Llega el consumir menos y compartir más

Pues guste o no a las marcas, esta es la nueva tendencia de consumo.

Vivimos en la era del "consumo colaborativo", en la que se posee menos y se comparte más. No se trata sólo de compartir música o series de televisión en internet. Se trata, también, de compartir los productos más cotidianos.

Un ejemplo de ello es la tendencia a compartir el coche. Ya hay compañías que se dedican a promover esta iniciativa, como ZipCar. No consiste en comprar coches ni de alquilarlos, sino de compartirlos con los vecinos o aquellas personas que se muevan por la misma zona. También, están los que comparten alguna parte de su casa con turistas que buscan alternativas a pagar un hotel. Incluso hay compañías que se dedican a gestionar esto, como AirBnB. Otras iniciativas como NeighborGoods permiten a los consumidores a ponerse en contacto para prestarse productos que sólo utilizarán una vez y, por lo tanto, no es necesario comprarlos, como un DVD, por ejemplo.

Aunque algunos de estos planteamientos ya existían con anterioridad, la novedad hoy, es que se están convirtiendo en la normalidad a la hora de actuar de los consumidores.

Este comportamiento nos lleva a pensar que se podría romper el ciclo de consumo y estancar el desarrollo de los productos: es lógico el razonamiento de "si la gente no compra, las empresas no tendrán el suficiente dinero como para invertir en crear o mejorar productos". Pero, nada más lejos de la realidad. Existen razones para creer que el consumo colaborativo es beneficioso, por los siguientes motivos:

Cuando la gente no consume cosas que no necesita, tiene más dinero para gastar en aquello que antes no hubiera podido comprar. Una familia no necesita gastar su dinero en un taladro potente porque puede compartir uno. El dinero que se ahorra puede emplearlo en comprar un televisor, por ejemplo.

Las personas apreciarán más lo que compran. Los objetos que realmente compramos adquirirán un "gran valor", un valor añadido y se convertirán en nuestra pequeños tesoros.

Si las personas saben que una cosa no se irá a la basura, estarán más propensas a comprarla. Incluso, la persona más superficial, siente algo de culpa cuando está a punto de comprar un producto y piensa que sólo lo utilizará tres veces, así que la mayoría de la gente no lo compra. De esta forma, se tienen 999 personas que no comprarán el producto y una que lo utilizará dos o tres veces. Mientras que si se fomenta el consumo colaborativo, pueden tenerse 1.000 personas que colectivamente compren un producto que va a ser usado miles de veces.

Para muchos, esto va contra todo principio de marketing, pero es la forma en la que la gente consume hoy en día, principalmente gracias a la nueva web social, que ha ampliado este horizonte.

¿Qué os parecen los nuevos derroteros del consumo? ¿Os animáis y nos comentáis algún productos que estaríais dispuesto a compartir?

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