Empezando por las retribuciones económicas irrisorias (por supuesto, hacia la baja), pasando por decisiones que a veces resultan poco éticas y, continuando, por una muestra de absoluta impaciencia.
Pero, todos sabemos que estas tretas, no pueden traer buenos resultados. La agencia que se siente bien tratada, devuelve con creces su quehacer con el cliente. Todo lo demás trae visiones cortoplacistas.
Mar Heras para la revista Mk Marketing + Ventas. Nº 248. Julio/agosto 2009.
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