Por otro lado, el glamour que rodea a este tipo de evento permite que las compañías patrocinadoras ejerzan el fenómeno hospitality con sus clientes durante la temporada. Un ejemplo de ello está en el Banco Santander, que en 2007 paseó a cerca de 6.000 invitados por los cinco continentes. Todos ellos presidentes de importantes compañías.
Pero, ¿cómo se traduce la rentabilidad de esta inversión? Según un reciente artículo del periódico El País, el Banco Santander asegura que con una inversión de 20 millones de euros en el coche patrocinado, y prácticamente lo mismo en marketing y hospitality, obtiene un retorno de 118,5 millones en los 15 principales países, "lo que supone cinco euros de retorno por cada uno invertido".
Y, como declara Isabel Coller, directora de marketing del grupo ING, invertir en fórmula 1 tiene efectos colaterales porque "sólo pagar lo que salimos en televisión nos hubiera costado 43 millones. El consejo nunca se hubiera imaginado la repercusión que hemos tenido". Además, la compañía añade que el Plan de Ahorro Automático con el que se sortearon entradas y productos de fórmula 1 "creció en seis meses de campaña lo mismo que en los cinco años anteriores".
En el caso de Mutua Madrileña, cuando su patrocinado estaba en McLaren (ahora en Renault), con una inversión de unos ocho millones de euros "la notoriedad en España se disparó y se obtuvo un retorno de seis euros por cada uno invertido".
Lo que está claro es que la fórmula 1 se ha convertido en un escaparate donde ya muchos quieren aparecer. Es una excelente manera de dar notoriedad a la marca y de que ésta adquiera una dimensión global a fuerza de viajar por los cinco continentes.
Mar Heras para la revista Mk Marketing + Ventas. Nº 236. Junio 2008.
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