Toda compañía de alimentación que facture menos de diez millones de euros al año, es decir, el 80 por ciento de las españolas, se verá abocada a elegir entre una de estas tres opciones. Una, fusionarse para integrarse en un grupo mayor; dos, convertirse en distribuidor para una gran cadena de distribución y, tres, cerrar. Así de contundente se muestra el estudio.
Además, propone una cuarta opción para empresas medianas y grandes, la de crear una nueva marca potente y crecer, aunque para ello haya que echar mano de empresas de capital riesgo.
Pero no se puede olvidar que el fenómeno de la concentración es algo que lleva haciéndose ya desde hace varios años. Y si no, hay que ver las cifras. Entre 2000 y 2006 se redujo el número de empresas un 15 por ciento, aunque la facturación aumentó un 75.
Ante un panorama tan crudo, Improven propone algunas pistas más (además de la de concentrarse y posicionarse como marca líder o blanca): la negociación de precios con los proveedores, teniendo en cuenta la tendencia de los mercados internacionales en materias primas. Por añadido, una eficiencia en la gestión, también resultaría decisiva. Aquí habría que tener en cuenta determinados factores como la remuneración por objetivos, el buen uso del marketing, la saturación de las instalaciones productivas, etc. Si todo ello se gestiona de forma adecuada, se pueden ganar ocho puntos sobre ventas en la cuenta de resultados.
Otra de las recomendaciones que se aportan es la de distinguirse por clientes. Si los supermercados están sufriendo concentración, uno puede dirigirse a hoteles y restaurantes.
Mar Heras para la revista Mk Marketing + Ventas. Nº 235. Mayo 2008.
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