Una nueva tribu urbana compuesta de jóvenes, de entre 25 y 44 años, con profesiones liberales y estatus social elevado –lo cual les permite afrontar los gastos de ingredientes, menaje y utensilios necesarios– que se muestran ambiciosos, apasionados y con una clarísima vocación de impresionar a los demás.
Así lo revela un estudio realizado por Future Fundation –una compañía líder en identificar tendencias- para la empresa Pure Asia. En él, igualmente, se pone de manifiesto que, ya se trate de gastrosexuales o no, cada vez hay más varones que se dedican a estos menesteres. De esta manera, señala que un 53% de los hombres prepara diariamente alguna de las comidas, y que el tiempo medio que dedican a la cocina ha pasado, en los últimos 50 años, de 5 minutos al día a 27 minutos en la actualidad.
Entre las razones sociológicas que justificarían el notable incremento, se apunta el número cada vez mayor de solteros que viven solos; el que haya muchas mujeres trabajando fuera de casa que demandan a sus parejas que también se involucren en el tema, y, también, que, puestos a colaborar en las tareas domésticas, meterse entre pucheros es lo que menos les disgusta: “es más creativo que limpiar el polvo o fregar un inodoro…”
Estos datos están referidos a Inglaterra, pero también en España la irrupción de los hombres en el reino de la cocina parece ser un hecho. Catalina García-Germán, profesora y coordinadora de la Escuela de Cocina Telva, confirma que cada vez más hombres acuden a recibir clases. «Si dejamos aparte a los que vienen en pareja, nos encontramos con dos tipos de hombres: los que se van a independizar y necesitan unas cuantas lecciones, y los que ya saben cocinar y buscan algo más elaborado. Estos últimos son verdaderos apasionados, los mejores alumnos».
Anatomía de un gastrosexual
Se mueve por el deseo de impresionar. Al gastrosexual le empuja la perspectiva del reconocimiento a un trabajo bien hecho, la idea de que un alarde de habilidad culinaria le hará mucho más atractivo. Por tal motivo, está a la vanguardia de las nuevas cenas en grupo: el 52% de los hombres menores de 44 años cocina para su círculo de amistades al menos una vez al mes.
Siente que coopera en casa, pero lo hace con estilo. La cocina, como la limpieza, es una parte esencial del trabajo doméstico, pero se ha elevado por encima de él: nadie elogia cómo se ha planchado el cuello de la camisa o si brillan los cristales; en cambio, sí se alaba lo que se come.
Por otro lado, quiere gritar al mundo lo moderno que es. El gastrosexual no cocina sólo para saciar su hambre, sino que, de alguna manera, le está diciendo al mundo lo cool que es. Si nosotros somos lo que comemos, el gastrosexual es lo que cocina. Cocinar es para él una parte importante de su identidad y de su vida social.
Mar Heras para la revista Mk Marketing + Ventas. Nº 247. Junio 2009
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