jueves, 2 de noviembre de 2006

“BoBos”, los multimillonarios rebeldes

Se les cataloga de pijos espirituales o burgueses progres. Así son los “BoBos” (Bourgeois & Bohemian), una tribu pequeña y exquisita de multimillonarios rebeldes que consumen productos exclusivos y de lujo, pero que disfrazan sus adquisiciones con un ligero barniz espiritual y de buen rollito.

Aunque son “marquistas”, no les gusta parecerlo y van a la busca y captura de piezas únicas, casi de coleccionista y provenientes de cualquier parte del mundo.

Sus compras diarias las realizan en los mercados mas “in” de la ciudad y visten ropa de algodón portadora de mensajes comprometidos. Eso sí, hay que fijarse en sus muñecas, porque esto lo combinan con un reloj Hermés.

Fue David Brooks quien acuñó este término y, en su libro “BoBos en el paraíso”, habla de estos nuevos yuppies, a caballo entre los informales hippies de los 60 y los ambiciosos yuppies de los 80.

Por su parte, el sociólogo español Vicente Verdú los describe como una “encantadora burguesía” cuya dulce virtud es un espíritu contradictorio: son rebeldes y conservadores, contraculturales y tradicionales, bohemios y burgueses. Han triunfado profesionalmente pero presumen de mantener un espíritu insumiso. Tienen estudios superiores, gustos muy refinados y están completamente integrados en la sociedad de la información, pero aseguran que el dinero no da la felicidad y buscan placeres simples, como la relación con la naturaleza.

Como “pijos espirituales” les gusta lo simple pero sofisticado y, como señala Brooks, “el bobo es un refinado intelectual del consumo, un científico del pequeño placer, un complejo experto de lo simple”. Pero no se conforma con consumir lo bueno; aspira, además, a recibir un mensaje o una experiencia espiritual que puede encontrar en la tonalidad de una piedra románica o en el polvo que se desprende de un antiguo apero. Total casi nada.

Sus productos y experiencias

• Alimentos orgánicos. Los bobos eligen escrupulosamente la calidad de todo lo que toman: vinos, frutas, cereales, bebidas naturales, patés, cafés orgánicos... pero no hay que olvidar incluir etiquetas con una detallada explicación de la elaboración y los ingredientes de cada producto.

• Productos exclusivos. Se puede pensar en cualquiera de los que consuma la “clase obrera” y crear una versión rara para ellos. P.ej.: muslos de pollo, pero criados al aire libre.

• Anticuarios y rastrillos. No les gusta seguir las modas, prefieren las antigüedades. Acudirán a anticuarios que vendan cucharas de madera para coleccionistas, artículos de cerámica tradicional, antiguos aperos de labranza para utilizar como elementos decorativos.
• Tiendas de importación. Serán los mejores clientes en una tienda especializada en artículos de importación, como máscaras africanas, estatuas incas, manteles de tela de Samoa, Brasil.

• Experiencias espirituales. Los viajes a destinos exóticos para compartir “auténticas” experiencias con tribus y culturas ancestrales, en un ambiente básico, pero cómodo. También son de su gusto los restaurantes vegetarianos, macrobióticos o de comidas exóticas, creados en edificios con algún valor histórico, como una antigua estación de tren, un teatro reciclado o un viejo palacio.


Mar Heras para la Revista MK Marketing + Ventas. Nº 218. Noviembre 2006.

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